Jorge de Frutos
Entrevistas
TODO ES POSIBLE
Una pista de frontón en un pequeño pueblo de Segovia y dos piedras como portería le vieron dar sus primeros pasos como futbolista. Acarició el sueño de jugar en el Real Madrid y, tras pasar por Valladolid y Levante, ha encontrado su sitio en el barrio de Vallecas. Europa y la selección están ahora entre sus objetivos.
Jorge de Frutos se confiesa una persona muy familiar. Así que no es extraño que se sienta como en casa en el Rayo Vallecano, un club en el que ha crecido como futbolista y se ha convertido en pieza clave del equipo. El centrocampista segoviano (Navares de Enmedio, 1997) mantiene los pies en la tierra, pero confía en elevar su nivel y sueña con pasear la franja por Europa y jugar algún día, por qué no, con la selección española. Desde Vallecas, todo es posible.
—Naciste y te criaste en Navares de Enmedio, un pueblo pequeño de Segovia. ¿Cómo es la vida en un entorno así?
Es una vida muy sencilla. Mis padres tienen allí un bar. Entre semana era llegar del colegio, merendar, hacer los deberes y salir a jugar al fútbol o al frontenis con mi hermano y otros tres chicos. Los fines de semana venían mis primos y otros amigos de Madrid e intentábamos hacer una pachanga.
—¿Creciste jugando en un frontón?
Sí. Justo enfrente del bar de mis padres está el frontón en el que empezamos a jugar con dos piedras. Al tiempo nos pusieron unas porterías de fútbol sala y eso, para el pueblo, fue un lujo.
—Siendo aún un adolescente, te fuiste a jugar a Madrid. ¿Cómo fue salir del pueblo hacia la capital?
Me costó, pero tuve la suerte de vivir en (el barrio de) Aluche con mis tíos y mis primos, y fue todo más fácil. Pero es cierto que llevaba 17 años viviendo en mi pueblo y venir a Madrid me dio un poco de miedo y ansiedad.
—Con el Rayo Majadahonda subiste al primer equipo y ascendiste a Segunda División. ¿Cómo lo viviste?
Era un partido histórico para la ciudad y el club. Ellos tuvieron tres o cuatro ocasiones muy claras, las fallaron y, en la última jugada, en un saque de banda, marcamos con un gol en propia… Es algo indescriptible.
—¿Ahí fue cuando te diste cuenta de que podrías llegar a la élite?
Yo estaba en el juvenil y me suben con Antonio Iriondo al primer equipo. Mi primera temporada no jugué nada y, en enero, me quisieron ceder. Yo dije que no, que me quería quedar, y jugué muy pocos minutos. En la segunda temporada se fueron algunos extremos, yo me quedé sabiendo lo que Antonio quería de sus extremos y jugué todo. Ascendimos. Iriondo es el entrenador que me centró.
—Luego diste el salto al Real Madrid para jugar en el Castilla.
Al final de la temporada me llega que el Real Madrid se ha fijado en mí y que están interesados. Para mí fue un sueño. Tenía la posibilidad de jugar con el Rayo Majadahonda en Segunda, pero creo que hay trenes que hay que coger. Era jugar en Segunda B, pero estando en el Real Madrid. Creo que decidí bien porque sabía que, en Valdebebas, con la gente y el nivel que tienen allí, iba a mejorar y a seguir creciendo, que era lo que necesitaba en ese momento.
—En Valdebebas coincidiste con grandes estrellas. ¿Cuál te impactó más?
Subí con el primer equipo a entrenar varias veces y el que más me impresionó fue Bale. Pff. Nada más verle te dabas cuenta de que era un monstruo. Era enorme, tenía unas piernas como todo mi cuerpo y era un jugador muy, muy diferencial.
—¿No llegar al primer equipo del Madrid supone un sueño frustrado para ti?
No, en ningún momento. Cuando estaba en el Castilla y subía a entrenar con el primer equipo, sabes que lo tienes muy cerca, pero que tienes que tener algo especial para jugar en el Real Madrid.
—Tras pasar por Valladolid y Rayo, te marchas al Levante y te conviertes en un jugador importante.
Sí. Acabo mi media temporada en el Rayo Vallecano y mi representante me traslada el interés del Levante. Dije que por supuesto. Jugar en Primera era mi sueño porque en Valladolid no tuve los minutos que me hubiera gustado tener, y cuando surgió la oportunidad del Levante no me lo pensé. Desde el primer momento apostaron fuerte por mí y estuve muy a gusto los tres años que estuve.
—¿Por qué decides volver al Rayo Vallecano en la temporada 2023-2024?
La palabra que define al Rayo es familia, dentro del club, con la afición… todo. La comodidad que sientes aquí, las ganas de seguir haciendo las cosas bien… La temporada de Andoni (Iraola) se veía a un equipo que hacía las cosas muy bien y el hecho de estar más cerca de mi familia hizo que se juntaran varios factores para dar el paso.
—Del 1 al 10, ¿a qué nivel está Jorge de Frutos en la actualidad?
Un 7,5. Estoy en uno de mis mejores momentos deportivos, pero tengo todavía margen para llegar al 10.
—¿Llegar al 10 supone jugar en Europa con el Rayo?
Sería un gran sueño, sí.
—¿Qué otros sueños tienes?
El de todo jugador, que es representar a tu país y jugar en la selección. Es el sueño de todo niño. Es muy complicado porque hay muchísimos jugadores, pero el sueño tiene que estar ahí.
—¿Te cambió mucho la vida el ser padre?
Me cambió bastante. La verdad es que valoras las cosas de manera diferente. El fútbol es muy importante, pero ahí es cuando te das cuenta de que lo más importante es la familia, estar bien rodeado y estar en paz contigo mismo y relajado. Fue un año muy duro tanto por mi lesión como por el descenso con el Levante, y llegar a casa y ver a tu hijo te cambia por completo.
—¿Por qué decidiste formarte con estudios de gestión deportiva?
El fútbol acaba muy pronto. Es muy importante tener diferentes estudios y salidas. Tenemos la suerte de poder hacerlo cuando tenemos huecos libres y es muy importante estar preparados para el futuro y tener planificación para cuando el fútbol se acabe.
—¿Cómo consideras tu estilo a la hora de vestir?
Soy muy cómodo. Mucho chándal y, un poco más casual cuando tengo algún evento o alguna cena, algún vaquero y sudadera. Todo muy básico.
—¿Cuál es el jugador que mejor viste de la plantilla del Rayo y cuál el que peor?
Depende de los gustos de cada uno… Cárdenas y Raúl de Tomás visten bien y el que peor… te podría decir que yo, que voy siempre en chándal, jajaja.