Sergio Castel

Entrevistas

La aventura del fútbol

La Aventura del fútbol.

Con apenas 19 años, se hartó de fútbol, se puso a viajar y acabó jugando en exóticos rincones del mundo.

Ahora es el goleador del Ibiza y sueña con jugar en Primera.

No es extraño, por tanto, que haya jugado al fútbol en Australia, India o Vietnam. En alguna ocasión, por tener una experiencia que contar; en otra, por una apuesta. Incluso ha sido recibido a su llegada como una estrella procedente del Atlético de Madrid. En su actual club, la Unión Deportiva Ibiza, ha conocido el fútbol profesio- nal en España, después del ascenso del equipo a segunda división el año pasado, esta temporada de asentamiento y la disposición a luchar por cotas mayores el próximo año. Castel está pre- parado para cualquier batalla, más ahora que se encuentra en su mejor momento de su carrera. El ascenso a LaLiga es su sueño.

—Debut tuyo y del UD Ibiza en segunda divi- sión. ¿Cómo has vivido esta temporada?
 Es un gran logro lo que hemos conseguido, la salvación a falta de varias jornadas. Pero si soy sincero, nuestro objetivo a comienzos de año era llegar al playoff, teníamos esa ilusión, pero bueno, si no ha sido este año esperemos que sea el siguiente. 

—El proyecto del UD Ibiza, desde su creación, siempre ha tenido un aura de grandeza en cuanto a objetivos. ¿Podremos ver al equipo jugando en el Camp Nou o el Bernabéu? 
Es un proyecto ambicioso, claro que sí. Así que yo sí que veo a la UD Ibiza a corto plazo, dos o tres años, en primera división. Ese es el objetivo del club y estoy convencido de que se va a lograr 

—Una isla tan acostumbrada al turismo, al verano, a las noches de fiesta… ¿es compatible con la vida de un futbolista de élite? 
Dentro de la profesionalidad hay que saber distinguir. Tenemos nuestros momentos de poder distendernos, pero siempre dentro de la profesionalidad. 

—¿Cómo acabaste en Australia haciendo un curso de carpintería y siendo fichado por jugar en un parque? 
Me cansé del fútbol. Lo dejé todo y me fui a Australia a aprender inglés. Empecé un curso y los fines de semana me dedicaba a jugar en un parque. Conocí a un sudamericano que tenía una carpintería en la que me dio trabajo y a raíz de ahí fui conociendo gente. 

—Dejaste el fútbol a los 19 años. ¿Pensabas que no podrías dedicarte profesionalmente? 
Al ser muy joven hay veces que no entiendes cosas que tiene este mundo. Veía cosas injustas, cosas que no me gustaban, y me cansé. Decidí hacer un reset a mi cabeza y empezar de nuevo. Si con 19 o 20 años no haces esto, no lo vas a ha- cer nunca. A día de hoy no me arrepiento para nada. En ese momento para mí el fútbol era una cosa que me gustaba, que había sido mi pasión y me encantaba. Siempre he trabajado y me he cuidado muchísimo; además tenía la ilusión de jugar al fútbol en cualquier sitio, no tiene por qué ser en España. Se dio así y por fortuna he podido dedicarme a esto profesionalmente también aquí en mi país. 

Lo de ser del Atlético de Madrid venía im- puesto. 
En mi casa si no eres del Atleti no comes, es un sentimiento que tenemos toda la familia. Lógi- camente me lo trasmite mi padre, que es el que me inculca esos valores, pero es que me quedaba sin comer en casa, así que no había otra (jajaja).

 —¿Es cierto que Carlos Aguilera intentó convencer a tu madre para que estuvieras en el Atlético pero no pudo ser por los estudios? 
Fue un año que repetí curso en la ESO, en una edad un poco rebelde. Me subieron del Juvenil C al División de Honor, que juega en el grupo de Valencia donde hay muchos viajes. Y mi madre dijo que ni hablar. Que si quería jugar al fútbol me quedase en el equipo de Las Rozas y que me dedicase al estudio para centrarme. Y eso hizo. Aguilera les dijo que eso no había pasado nunca, que cómo me iban a sacar, pero la deci- sión era firme y así se hizo.



—¿Cómo pasaste de jugar en Australia a fichar por un club vietnamita? 
Eso fue una apuesta con un amigo mío alemán que jugó en la Bundesliga. Él tenía contactos
allí en Vietnam. Yo estaba en modo aventurero y mochilero, me apetecía ir a vivir esa cultura, conocer esos países y le dije que quería ir allí. Así que me consiguió estar en un club vietnamita cuatro meses y así fue como acabé allí. 

—Cuando ya parecía que retornabas a Madrid fichaste por un equipo de la India. 
Es otro país que me llamaba mucho la atención. Desde el principio. Me fui cedido desde el Atlé- tico de Madrid y fue una experiencia maravillo- sa. Tienen una liga muy profesional, y creo que es uno de los sitios donde mejor me he sentido. 

—¿En qué otro país o liga te gustaría jugar? 
Pues otra vez en algún país asiático. Por la cultura, que me gusta mucho, y por los talegos, como dicen en mi pueblo. Para un delantero, cuya misión es meter goles, ¿cualquier ecosistema futbolístico puede ser beneficioso o hay sitios donde es más difícil desarrollar su juego?
Cuanto más tiempo estés en el área más proba- bilidades tienes de marcar. Por eso, la manera que tenemos ahora de jugar, pasando mucho tiempo en campo contrario, siendo muy ofensi- vos, es la que más me gusta y me beneficia. 

—Fuiste nombrado el mejor jugador del mes de enero. ¿Estamos ante el mejor Sergio Castel?  Sí, por supuesto. Tuve una lesión que me paró unos partidos, pero en ese momento estaba muy bien, muy completo. Hay momentos que te salen las cosas y ese mes de enero fue muy dulce para mi carrera deportiva. Yo diría que el mejor.

—¿Qué objetivo se pone a corto y medio plazo? A corto plazo, recuperarme de la lesión. Y a medio o largo plazo, intentar hacer una próxima gran temporada con el Ibiza para conseguir el objetivo de jugar unos playoffs.


—¿Ha encontrado en Ibiza la estabilidad nece- saria para alcanzar la madurez deportiva? Es un sitio donde se hacen las cosas bien, se está cómodo, y hoy en día me encuentro muy bien, tanto con los compañeros como en el club. Así que muy feliz de estar aquí y disfrutar de este gran momento. 


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