Álvaro Benito
Entrevistas
MULTIDISCIPLINAR
DOS PASIONES, UNA VOCACIÓN Y UN DESCUBRIMIENTO, ASÍ PODRÍA RESUMIRSE LA VIDA DE ESTE TALENTO NATURAL. EN ESE MISMO ORDEN: JUGAR EN EL REAL MADRID; CANTAR Y COMPONER EN DOS GRUPOS, PIGNOISE Y CHICLE; ENTRENAR A LAS FUTURAS ESTRELLAS DEL FÚTBOL, Y FORMAR PARTE DE UN EQUIPO ICÓNICO EN EL PERIODISMO DEPORTIVO.
EL NOMBRE ÁLVARO BENITO ES EL TALLO DEL QUE PARTEN MUCHAS RAÍCES, cada una diferente a la anterior, y todas ellas conforman a una persona que ha logrado ganarse el cariño de la mayoría de la sociedad. Y lo ha hecho eligiendo su propio camino, el que a él le hace feliz, actuando siempre de una forma genuina y natural y sorteando los obstáculos que la vida le puso por delante. La música y el fútbol son sus grandes pasiones y el mundo de la comunicación, su último descubrimiento. Benito no deja de pensar y darle forma a decenas de canciones y esquemas de juego en su cabeza, y sueña, aunque reconoce que de forma quimérica, con llegar a entrenar algún día al primer equipo del Real Madrid.
—¿Quién es Álvaro Benito?
Lo de futbolista quedó hace mucho tiempo atrás. Tengo algún recuerdo muy lejano, escondido en algún lugar muy profundo de mi cabeza. Ahora ya me considero músico. Le dedico la mayor parte de mi vida a la música y luego, obviamente, también soy comentarista. Son mis dos ocupaciones y estoy muy focalizado en ellas. Lo de entrenador fue una llama que apareció muy fuerte en mi vida, pero la vida me llevó por un desvío que no esperaba, dejé de entrenar, volví con el grupo, empezó a ir fantásticamente bien y ahora no lo echo de menos. Estoy muy feliz. La música y el comentario deportivo me tienen lleno.
“Lo de futbolista quedó atrás, y ahora no echo de menos entrenar. La música y el comentario deportivo me llenan.”
—¿Y nunca volverás?
No sé si nos vamos a perder a un gran entrenador. Yo creo que lo haría bien porque soy una persona muy trabajadora y exigente. Hubo un tiempo en el que sí tuve posibilidades de retomarlo, pero a medida que pasa el tiempo lo veo muy difícil. Tendría que haber un cambio muy drástico en mi vida.
—Y así te libras del desgaste que sufren los entrenadores, y tú corrías ese riesgo porque eres muy obsesivo con lo que haces.
Yo ya estaba en ese riesgo. Para mí entrenar al Juvenil del Real Madrid era como si entrenase a la selección española o al primer equipo. Mi exigencia era la misma. Siempre pensando cómo mejorar al equipo, en las charlas, en los análisis… Creo que cualquier entrenador que quiera tener una buena carrera es así. Cuando empezaba le pregunté a Jorge Valdano si esta obsesión se pasaba alguna vez, esa nube negra cuando pierdes que a mí me dura tres días… “No, no se pasa. Jódete, que es lo que hay”. He ganado en tranquilidad porque es una profesión muy estresante.
—Has dejado atrás tu etapa como futbolista, pero sigues teniendo la marca de la lesión. ¿Cómo se convive con ello?
Yo ya no recuerdo vivir sin dolor. Obviamente, el deporte de alto nivel no es sano. Es raro que un futbolista de alto nivel se retire sin secuelas. Yo tuve una lesión muy grave que se operó mal la primera vez y se fue complicando. Forzaba para volver a jugar y tuvo una deriva peor. Me tiré cinco años de mi vida en el fisio con nueve operaciones. Cuando me retiré dije: “A tomar por culo, la rodilla no me va a trastocar más la vida. Va a estar conmigo, pero no le voy a hacer ni puto caso”.
—Con esta naturalidad, has conseguido ser uno de los comentaristas más queridos.
Desde que empecé, me centré mucho en el juego, hacer un ejercicio muy analítico. Mucha gente me dice que le encanta porque soy muy objetivo, pero no hay nada más subjetivo que mi trabajo, porque digo las cosas según a mí me parecen. Hay un porcentaje muy alto entre los amantes del fútbol al que realmente le interesa el juego, por eso valoran mi trabajo. Luego hay otra gente, los fanáticos. Y a mí me divierte mucho porque el fútbol da cabida a la gente más racional y a la más irracional.
—¿Cómo se explica para los no aficionados?
El fútbol saca emociones y transforma a las personas. A mí lo que me interesa es por qué suceden las cosas, aunque el fútbol tiene un porcentaje de misterio que es imposible de analizar y por eso es tan maravilloso.
—¿Te refieres a lo que pasa en el Bernabéu?
Entre otras cosas, jajaja. En el Bernabéu ocurren milagros que no tienen explicación lógica. El Real Madrid es el equipo más impredecible, sobre todo en los últimos años.
—Llegaste a un lugar donde estaba un tal Michael Robinson y has conseguido formar un trío increíble junto a Carlos Martínez y Maldini siendo tú mismo.
Hice bien en no pensar en la presión que tenía porque Carlos y Michael, y luego Julio, se inventaron una forma de contar el fútbol y sería un error intentar hacer algo parecido. A mí me salió de una forma natural, tratando de analizar lo máximo posible el juego. Lo que sí me sorprendió mucho es el grupo humano que había. Siempre he tenido suerte con la gente con la que he compartido tiempo, tanto en el vestuario del Madrid como en la música y en la tele me han recibido como a uno más.
—¿A quién destacas de aquel grupo humano con el que compartiste vestuario en el Real Madrid?
Muchos. Por ejemplo, Míchel, Chendo, Fernando Hierro, Quique Flores, Luis Enrique, Redondo, Iván Zamorano, Luis Milla, Amavisca… Todos me recibieron con los brazos abiertos y me ayudaban a que no me equivocara mucho porque yo era un crío de 18 años. El fútbol me cambió la vida, porque en tres semanas pasé de ser un estudiante de Derecho y aspirante a futbolista a ser una estrella, y te tienen que asesorar, y quién mejor que alguien que ha estado en tu situación. También tenía una relación excelente con Raúl y Guti, que éramos uña y carne desde cadetes.
—¿Te das cuenta de que vives tarareando?
Vivo tarareando porque estoy siempre pensando en canciones. Empleo casi todo mi tiempo libre en componer. Me encanta el proceso creativo hasta convertirse en algo que la gente acaba cantando, y también el proceso de superación propio para hacer cada vez mejores canciones.
—¿Qué te dice la frase “don’t be another brick in the wall”?
Que tienes que buscar tu personalidad, las cosas que te hacen feliz. Yo siempre he tenido muy interiorizado el hecho de no necesitar aceptación. En un trabajo donde te expones, si necesitas esa aceptación es complicado porque siempre hay opiniones diferentes. Parece que en esta sociedad todos tenemos que hacer lo mismo, y yo tengo claro que llegamos a la felicidad por caminos muy diferentes.
