Ana Galocha

Entrevistas

LA INQUIETUD COMO MOTOR

ARTE Y DEPORTE SON LAS GRANDES PASIONES DE ANA GALOCHA. Acostumbrada a mudanzas constantes por la profesión de su marido –Davide Ancelotti, actualmente segundo entrenador del Real Madrid–, ahora que lleva algunos años asentada en la capital, esas aficiones comienzan a ser algo más: el deporte, una forma de vida a modo de inversión en busca de un futuro más sano física y mentalmente; el arte…, bueno, de momento, ya ha realizado su primera exposición en Madrid (en abril, en Oculto Hair Club) y eso ya son palabras mayores.

—¿Cómo fue la experiencia?

Muy positiva. Tenía miedo a exponer mis cuadros en una galería, a pesar de que los

muestro en Instagram, donde los ve más gente. Pero me llevé una gran sorpresa al descubrir que, más allá de los amigos y amigas, había gente que compartía mis cuadros a pesar de no conocerme. Y me dio un poquito el impulso para querer volver a exponer.

—¿Gracias a esa exposición, pintar ha pasado a ser para ti algo más que un hobby?

No tanto para mí como para la gente, que necesita que expongas para verte como una

profesional. Me ha servido sobre todo para que la gente me tome un poco más en serio.

—Tienes un cuadro que se llama La cabeza y que, según tú misma explicabas en Instagram, representa algo así como tu caos creativo. ¿Dirías que ya tienes una personalidad artística, que sabes lo que quieres hacer?

No, yo nunca sé lo que quiero hacer, en nada de mi vida (sonríe). Soy muy loca…, me voy a dormir pensando ‘voy a hacer esto’. Sí he descubierto una cosa, que me gusta mucho el color. La gente que me conoce y que me sigue hace tiempo sí dice que tengo una línea y que reconocería mis cuadros en cualquier sitio.

Pero siempre estoy como intentando encontrar algo nuevo… Al final, sin querer, tengo una misma línea pero todavía puedo definirme mejor, todavía estoy en el camino.

—En esa exposición, Micky era el protagonista, con mensajes como ‘más amor, menos guerra’ o ‘más escuchar, menos hablar’. ¿Quieres que tus cuadros sean algo más que una pintura bonita, que digan algo?

Sí. Tengo cuadros que son simplemente decorativos, pero… Mis cuadros son un poco infantiles, pero guardan un mensaje, ya sea una crítica o cómo me siento en ese momento. Aunque tenga mucho color y tenga esa imagen, siempre hay algo detrás.

—Hay también un punto naíf.

Sí, podría ser la definición de mi estilo.

—Lo hemos leído en tu Instagram: te gusta hacer deporte y es para ti casi una inversión de futuro, en salud física y mental. ¿Es así?

El primer objetivo por el que hago deporte, aparte de que me encanta, es que en el futuro no me quiero sentir una mujer dependiente, porque me falta fuerza o… No, no quiero. Quiero que, si soy dependiente, sea por otra cosa que yo no pueda controlar.

También mentalmente, el deporte creo que podría ser mi terapia, junto con pintar. Pero

el deporte lo necesito. Y me gusta sentirme segura: ahora que estoy llegando a los 40 verte mejor en el espejo ayuda a sentirte segura.

—Haces de todo: entrenamiento, pesas, escalada, boxeo… ¿Algún deporte preferido?

Mi amiga me dice la hashtag, porque hoy soy hashtag a la patinadora, mañana a la escaladora, pasado a la boxeadora… Como soy culo inquieto, cojo de cada uno lo que me gusta.

—¿Y con el fútbol cómo te llevas?

Ahora me gusta mucho, porque sé lo que siente un aficionado. Porque como lo vivo, mi vida depende del fútbol, de una forma u otra, como lo vivo con tanta pasión, también con los niños, es muy divertido.

—¿Eras aficionada antes de conocer a Davide?

No. Como sevillana, somos todos del Betis o del Sevilla, y yo me considero sevillista. Pero desde que estoy con él, el equipo que me duele es el equipo en el que está él, no lo puedo evitar. El Sevilla ha pasado a un segundo plano.

—Gran parte de los últimos años te los has pasado viajando, siguiendo a Davide por su trabajo. ¿Estos años en Madrid son, quizás, los más estables?

Sí, sobre todo porque yo ya vivía en Madrid cuando conocí a Davide, llevaba seis años aquí. Así que conozco muy bien la ciudad y tengo muchos amigos de antes y, además, me ha dado tiempo a asentarme otra vez porque ya llevo tres años, un récord; desde que estoy con él llevamos una media de año y medio por país. Pero ahora sí me está dando más tiempo de establecerme.

—¿Echas de menos esa estabilidad o disfrutas el cambio?

Me encanta cambiar, es una suerte que tiene Davide conmigo, no le ponga problemas a la hora de cambiar. De momento, he disfrutado siempre en países muy diferentes, tanto desde el punto de vista cultural, como viviendo en un pueblo en el campo o en una ciudad donde hablan todos alemán… Yo siempre antepongo el equipo, miro más por Davide que por mí.

—El arte dramático y tus pinitos como reportera ¿quedaron definitivamente atrás?

Yo estoy esperando otro tren para agarrarme, subirme al vagón y adonde llegué. No, no, no, me encanta. No me importaría volver a hacer algo. A ver, actriz de una serie no me veo capaz, la verdad, valoro mucho el trabajo de los actores y yo estoy muy por debajo, pero hacer una publicad o hacer alguna cosa pequeña o de reportera, pues sí, por qué no. Y no me propongas otras cosa que igual también te digo que sí, ríe.

—¿Cómo te llevas con las redes sociales?

No me gusta tenerlo como un trabajo. Yo no pretendo ser influencer, me cuesta mucho subir contenido, y tengo contradicciones sobre lo que debo subir o no.

—¿Y con otros usuarios? ¿Les respondes?

El 99% de la gente que me escribe lo hace con comentarios positivos. Y trato de contestar a todo el mundo, mientras pueda lo haré, aunque sea con un corazoncito. Es verdad que hace poco una persona me juzgó por ser la mujer de un entrenador, con cosas feas y machistas sobre lo que podía subir o no… Y no me parece bien que alguien me escriba algo así. A veces te contestan que “si te expones en las redes…”. Ya, pero para mí no es excusa, no salgo a la calle diciendo que no me gusta tu pelo, así que tampoco en las redes sociales. Y aunque preguntes si os gusta mi pelo,

también existe la educación. Desde pequeñita he odiado la sinceridad usada como excusa para decir lo que quieres; no, la sinceridad no significa eso, para mí es otra cosa. Gente que te dice lo que piensa de una forma dañina, y en las redes sociales existe, no me gusta nada. Y ahí no me puedo callar. Y Davide me apoya.

Ser la mujer de un futbolista o un entrenador no significa que dejes de existir. Claro que tengo filtro y hay cosas que no subo, pero no solo por ser la mujer de Davide…

—Como dices en uno de tus cuadros, ¿más rock y menos reggeaton? Sí, soy más de rock, de música instrumental, de house. Pero sí bailo algunas canciones de reggeaton, yo lo bailo todo.


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