Virginia Torrecilla
Entrevistas
EL DESAFÍO DE VIVIR
VIRGINIA TORRECILLA HA SIDO MUCHO MÁS que una futbolista durante su carrera. La mallorquina (Cala Millor, 1994) se ha convertido en un ejemplo de lucha y superación sorteando los obstáculos que la vida le puso en su camino siempre con una actitud positiva. Ahora que su fructífera etapa deportiva ha terminado –tras exitosas etapas en el F.C. Barcelona, el Montpellier francés o el Atlético de Madrid, participando con la selección, de la que fue capitana, en dos mundiales y dos
Eurocopas–, Virginia (Cala Millor, Mallorca, 1994) repasa su trayectoria recordando los buenos y malos momentos y poniendo el punto de mira en lo que viene por delante.
—Tienes una sonrisa de oreja a oreja, ¿cómo se consigue esa vitalidad que tienes?
Soy así. Muchas veces lo pienso y creo que he cambiado un poco y soy mucho menos sonriente que antes, pero sí es verdad que me sale ser así, estar contenta, feliz y hacer sonreír a los que tengo alrededor.
—Comenzaste tu carrera profesional a los 14 años, ¿qué pensaba esa chica que debutó en Primera División?
En ese momento no pensaba absolutamente nada sobre ser profesional o querer ganar dinero. Yo jugaba al fútbol porque me gustaba. Empecé en el Collerense, pero luego me fui a un equipo de Segunda División y ahí me ficha el Barcelona y me hago profesional. Es entonces cuando me di cuenta de que quería dedicarme al fútbol.
—De pequeña, ¿te pusieron trabas por el hecho de ser mujer?
Claro que tuve trabas. He tenido que soportar comentarios muy duros como “marimacho” o “la mujer, a limpiar los platos”. Yo me duchaba con los chicos en un vestuario aparte y tenía a mi padre junto a la puerta porque me daba miedo que los chavales que estaban alrededor la abriesen. Incluso tuve momentos en los que quise dejar el fútbol porque no me merecía eso.
—Y llegas al Barça en 2012 y por fin te sientes profesional, ¿no?
Sí, claro. Llego al Barça y era todo más profesional, teníamos vestuarios propios, un campo donde jugábamos en la Ciudad Deportiva, la gente venía a vernos, cobraba… Era mi primer sueldo como profesional y fue absolutamente increíble.
—Tras tres temporadas en el Barça te marchas a Montpellier. ¿Por qué?
Elegimos Montpellier porque yo era una chica que no tenía idiomas, solamente sabía el castellano y el catalán. Tenía ofertas del PSG y de Inglaterra, pero Montpellier estaba al lado de España, hablaba mucha gente en español y creo que irme fue la mejor decisión de mi vida. Lo que viví allí fue increíble y lo tengo en mi corazón.
—¿Cómo fue tu vuelta a España (al Atlético de Madrid, en 2019)?
Muy buena. Estaba en uno de los mejores momentos de mi carrera deportiva, físicamente me encontraba como un toro, y ficho por el Atlético de Madrid con una ilusión increíble porque añoraba volver a casa y el fútbol femenino estaba creciendo mucho en España, llenando estadios. Me presentaron como una estrella después del mundial, pero desgraciadamente llegó el covid, y después mi enfermedad. El Atlético me lo dio todo y lo intentamos de todas las formas, pero no pudo ser y tuve que salir de allí.
—Decidiste luego dar un último paso en la élite con el Villarreal. Guardas buen recuerdo del club, ¿verdad?
Sí, Sara Monforte llevaba mucho tiempo tocando a la puerta para que fuera con ella. Tuve un preparador físico que estuvo conmigo los seis meses día tras día, y mejoré mucho, pero me dijeron que para encontrar mi mejor versión tenía que quedarme otro año más y ahí mi cabeza me dijo ‘basta’. Siempre vemos frases como ‘si luchas podrás’, ‘si puedes soñarlo puedes hacerlo’… Uf, yo lo soñé de todas las maneras, he sufrido, he trabajado y no he llegado. La ilusión que tenía yo con el fútbol ya había desaparecido, me había esforzado mucho y la cabeza me pedía que parase para estar con mi familia. Y fíjate si es así que me he comprado un piso en Mallorca y lo he alquilado porque quiero vivir con mi familia, lo tengo clarísimo.
—Al final de tu carrera ¿con qué momentos te quedas?
Tengo muchos momentos bonitos. Si tuviera que decir uno, creo que la primera Liga que gané con el Barça, o mi redebut después del cáncer. Ese momento en que el Barça me mantea después de haber ganado la Copa fue muy bonito.
—¿Cómo surge el libro Nadie se arrepiente de ser valiente?
Mientras pasaba mi enfermedad escribía cositas, y un día una editorial se puso en contacto conmigo y ni lo pensé dos veces, dije que sí. Lo quería hacer de mi puño y letra y así fue. Lo escribí desde el corazón y así salió mi libro, sabiendo que podía ayudar a mucha gente. Y también quería contar todo lo que me ha ayudado la gente durante todo el proceso.
—Ahora que has acabado tu carrera, ¿te gustaría verte en un banquillo?
No, no creo que tenga capacidad para ser entrenadora. Tengo poca paciencia. Sé mucho de fútbol y me gusta mucho transmitirlo, pero creo que lo haría mejor en otros sitios.
—Has abierto un Campus. ¿Cómo va?
Me está gustando mucho. Con los niños pequeños disfruto muchísimo porque son tan
transparentes… Pero también choco con los adolescentes, porque están en una edad complicada para decirles lo que tienen que hacer o corregirlos… Y yo tengo mucho carácter.
—Te vemos ahora haciendo tus pinitos como comentarista. ¿Cómo está siendo la
experiencia?
Muy chula. Me gusta mucho estar muy cerquita del fútbol y creo que tengo mucha labia para todo eso. Estoy en un curso de comunicación ahora y también lo estoy agradeciendo porque estoy aprendiendo mucho de la vida y, sobre todo, también a saber escuchar.
—Y por lo que vemos en las redes sociales también te gusta mucho la moda, ¿no?
¡Me encanta la moda! Siempre lo he tenido clavadito, me encantaría ir a una pasarela de moda en París. Pero lo tengo un poco alejado porque el fútbol es mi base a día de hoy.
—¿A quién le robarías el armario? Pues un jugador que me encanta, además de como persona, es Héctor Bellerín. Me flipa todo lo que lleva.